Por  José Ángel Solorio Martínez

El futuro de los Tepeyacos…

El final de la telenovela de los Tepeyacos, se está configurando para terminar en tragedia. La candidatura que le permitiría buscar la reelección de Diego Guajardo, parece alejarse. El PRI tamaulipeco, está construyendo una opción para recuperar la ciudad y rehacer el tejido institucional que el Niño del Tepeyac ha destruido junto con sus socios y la alegre vocación cleptómana de la Tepeyaca.

Efectivamente: al PRI de Sergio Guajardo, le preocupa ganar la ciudad –con Diego- y a la vez, perder la gobernabilidad y el consenso entre amplios sectores de la sociedad que se están distanciando por los métodos de gobierno del protegido de la Morenita. La inquietud, de la Nomenklatura tricolor, se basa en la ruptura institucional que los Tepeyacos delinearon con el gobierno del estado.

Esa actitud de choque, ha frenado el desarrollo de la ciudad toda vez que la administración estatal se ha alejado del Ayuntamiento. Es decir, el Niño del Ayate, ya no es un interlocutor funcional de la ciudadanía riobravense con el gobernador del estado.

Los sondeos que ha practicado el PRI en los 43 municipios, externan que los electores, quieren alcaldes que puedan trabajar con un gobernador de partido diferente. Se asocia, la política del pleito, con una mala coordinación entre el poder municipal y el poder estatal, que se cristaliza en riña y atraso en los servicios públicos.

(El rezago de los servicios públicos, tiene al menos 30 años. Pero los ciudadanos no perciben ese atraso histórico ni ubican culpables. Lo que los tamaulipecos demandan, son soluciones a la crisis de la infraestructura urbana y rural que se sienten en los municipios).

¿Quién puede reemplazar al Infante de la Morenita?..

El PRI perfila a un candidato de igual o mayor potencia para mantener en sus manos la alcaldía de Río Bravo. Y no hay otro –a juicio del análisis del CDE del PRI- más, que Edgar Melhem Salinas.

El diputado federal, es el único liderazgo regional que ha sobrevivido a la purga más severa, sentida en toda la historia del PRI tamaulipeco. Copitzy Hernández, del grupo de Edgar, no ha alcanzado la madurez suficiente como para enfrentar en terreno a los Tepeyacos. Aún le faltan mayores empaques. Ganó la diputación local con un gran esfuerzo. Ha madurado mucho en el Congreso, pero el tricolor quiere la certeza del triunfo.

El hartazgo en la ciudad de los tristes espectáculos de los Tepeyacos –la Tepeyaca de Diego se ha sumado patéticamente a los arrebatos de su consorte saqueando el DIF y acompañándolo en eventos públicos-, sólo puede ser capitalizado por un candidato macizo y de colmillo retorcido. Y sobre todo, que sea capaz de coexistir con el gobernador de Tamaulipas en un tono comedido y ecuánime para darle rumbo a la mejora de la ciudad.

De amarrarse ese proyecto, Edgar tendría que crear espacios para aportar solidez a la estrategia del CDE del PRI. Se abriría la posibilidad de la candidatura a la diputación federal, para una mujer. Y por equilibrio y armonía regional, Copitzy se vería disminuida toda vez que milita en el grupo de Melhem Salinas. Y dos candidatos del mismo grupo en una ciudad, suena a sobre-representación. (No es una ley estatutaria; sí es una ley no escrita, de la gobernabilidad interna del PRI).

El nuevo escenario, genera expectativas entre la militancia femenil del PRI en el Tercer Distrito, con sede en Río Bravo. ¿Quiénes conforman la lista de precandidatas? Todavía es temprano. Lo único factible, es que si la propuesta del CDE del tricolor tamaulipeco, se concreta en la persona del diputado federal Edgar Melhem Salinas, a Copitzy Hernández se le cierra el horizonte.

Edgar, tiene otra virtud a su favor: no se ha confrontado –al menos no irreconciliablemente- con la administración estatal. A ello suma, su relación cortés con la mayoría de los grupos que cohabitan en el PRI tamaulipeco.

El Niño del Tepeyac, y la administradora de su fortuna: la Tepeyaca, están ante uno de los escenarios políticos más desfavorables desde que decidieron abandonar la vida de abarroteros por la de activistas políticos.

Sobre todo, porque si se equivoca, podría convertirse en compañero de celda de Geño en el siniestro y húmedo penal de Tamatán…